Desde niña me interesó interceder por las personas menos fuertes, mi gran ejemplo ha sido mi padre de corazón. Sus hechos siempre hablaban por él, desde proveer alimento, ropa, apoyo moral, a las personas necesitadas, hasta una simple conversación que hacía sentir incluido, escuchado y muchas veces aceptada a esa persona.
Sin embargo y como todos nosotros, yo también pasé más de un par de noches oscuras del alma. Estas distintas situaciones me llevaron a empezar una búsqueda incansable de “algo” que en ese momento no tenía ni la menor idea de que realmente era. Mi camino empezó a muy temprana edad, sin embargo, el 2006, marcó significativamente mi vida; ha sido un camino largo pero gratificante en todo aspecto.
Empecé siendo voluntaria, fui voluntaria en asilos de ancianos, en la iglesia, ¡en fin! En todo lo que podía ser voluntaria, allí estaba yo, pero el vacío seguía alli.
Me convertí en fiel estudiante de Un Curso de Milagros, una forma de vida que te ayuda a tomar consciencia del verdadero valor del SER, bastante controversial para algunos, pero fascinante y reconstructivo para mí. Mis maestros de la Iglesia a donde asistía, al ver mi eterna búsqueda me motivaron a estudiar teología y fue así como ingresé al Austin Presbyterian Seminary, donde me gradué de ministro religioso enfocándose en Terapia Familiar.
Seguí con todo un proceso “completo” de cursos de superación personal, donde la adrenalina me llevaba al máximo, pero lamentablemente la motivación y la misma adrenalina se perdían al paso de unas cuantas semanas. Aquí, quiero aclarar que este tipo de terapias pueden ser un gran apoyo para tu vida, pero debes estar seguro de encontrar los lugares adecuados para vivir estos bellos procesos.
Luego, encontré el mundo fascinante de la Neurolingüística y me certifiqué como Practicante de programación Neurolingüística y luego como Máster en programación Neurolingüística, avalada por los creadores de la NLP Richard Bandler y John LaValle, bajo la instrucción del maestro Ricardo Rivero en Dallas, TX.
En este punto, el camino era más fácil, sin embargo, aún faltaba algo y aun mi interior sentía esos vacíos que se llenaban, pero no por completo.
Una de mis maestras de vida, la gran Myrna Kincaid, me invitó a tomar una certificación en Constelaciones Familiares, en su escuela en Monterrey, México, IDHI. En realidad, no tenía idea de que era lo que se venía, pero en la euforia de seguir sanando lo hice. Quienes me conocen, seguro me han escuchado decir que ese tiempo en esa certificación, fue como estar dentro de una lavadora de ropa industrial que incluye secado, y donde te sometes a múltiples ciclos de lavado, exprimido y secado y cuando piensas que tú ya estás limpia y seca, ¡noooo!
¡El proceso empieza de nuevo! Pero con todo eso, la certificación de Constelaciones Familiares ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.
En la actualidad estoy finalizando Psicología clínica y Salud mental y con planes de adquirir las actualización y certificaciones necesarias para mantener un conocimiento actualizado.
El mensaje que espero hayas recibido al leer la historia resumida de mi proceso de vida, es que todo, absolutamente todo es posible; No puedes cambiar tu vida haciendo lo mismo que siempre haces, mira dentro de ti y examínate, decide y toma acción.
La frase “la vida es muy corta” ¡No es un cliché! En realidad, la vida es muy corta para vivir en sufrimiento, para desperdiciarla viviendo en el pasado, idealizando un futuro que nunca llega porque esta vida es un ETERNO PRESENTE.
A tu servicio y al servicio de la Vida
Ana Patricia Serrano
Fundadora, La Casa del Consejero.